Esta es la primera parte de una guía de calibración que he decidido publicar en dos entregas. Te recomiendo que esperes a haber leído ambas antes de proceder a aplicar con tu bajo lo aprendido.
Para muchos bajistas el calibrar un bajo suena tan complejo como la física cuántica. Por ello no es de extrañar que prefieran desembolsar algo de dinero y dejar a su preciado amigo en manos de un luthier que pueda hacer el trabajo por ellos. Otros bajistas, superado el miedo inicial, deciden ver para qué sirven aquellas llavecitas que les entregaron en la tienda junto con el bajo, pero al no saber qué diablos están haciendo, poco tiempo les lleva darse cuenta que han dejado el bajo igual o peor que antes.
Un bajo difícilmente llega calibrado de fábrica. El viaje, cambios de temperaturas y el comportamiento de las maderas ante la tensión de las cuerdas hacen que, al adquirir a tu anhelado amigo, una de las primeras cosas que debas hacer sea calibrarlo. Pero este no es un mero trámite de una única vez… Los cambios de clima hacen necesario hacer ligeros ajustes por lo menos dos veces al año, y si te toca viajar, con mayor razón aún. Y si al comprar un nuevo set de cuerdas decides probar con una medida diferente a la actual… ¡Sí, adivinaste! Hay que calibrar el bajo otra vez.
Así como en todo, hay luthieres en todas las categorías: malos, regulares, y buenos; estos últimos por ser los más escasos son también los más demandados, por lo que quizás debas esperar un par de días antes de tener tu bajo de vuelta. Sin embargo, aún cuando hayas tenido la suerte de dar con un buen luthier, créeme, si aprendes a calibrar tu bajo, nadie podrá hacer mejor ese trabajo que tu mismo, por la sencilla razón de que eres quien mejor conoce la forma en que tocas, y por lo tanto, el tipo de tensión y altura que necesitas.
Por todas estas razones, es que en esta edición he decidido dejar de lado los ejercicios de bajo y he elaborado una guía para que aprendas, de una vez por todas, cómo calibrar tu bajo. Al final tendrás la recompensa de conocer mejor tu instrumento, de sentir el bajo como hecho a tu medida, de ahorrar dinero, no depender de nadie, y la parte difícil…. haber obtenido importantes revelaciones sobre la calidad con que fue construido tu bajo.