Por: Matías Méndez
Si quieres quedarte pegado un buen rato, cáchate este discoDirectamente desde Conce llega la banda Philipina Bitch, conformada por Sebastián Orellana y Felipe Ruz + invitados. Su primer larga duración titulado “Té, Papaya y Completos”, editado en 2007 por Discos Tue-Tue, es un fiel testimonio de cuán variopinto es el espectro musical de la escena emergente chilena.
Con 19 temas que oscilan entre los 11 minutos y los 27 segundos de duración, el álbum es un volón experimental que integra influencias muy diversas. En algún lado leí que esta grabación algo tenía de Syd Barrett… estoy completamente de acuerdo. Pero más allá de las herencias y deudas de estilo, se nota que estos dos jóvenes músicos desarrollan un sonido muy propio que tiene que ver con una inspiración netamente subjetiva, íntima y marcadamente inocente.
Escuchándolos de corrido, los temas son un paseo por diferentes estilos que nos lleva por distintos escenarios dentro y fuera de Chile y en diferentes tiempos históricos. Si en “Caracolito” (track 08) vemos pasar escenas de nuestra infancia en el hogar materno, con “Crono mi pajarito” (track 10) y “Donde bailé murió” (track 18) nos vamos de paseo a Paris. ¡Cuánta nostalgia!
En cuanto a la calidad de la grabación, es bastante buena. Si bien algunos temas suenan medios cochinos, sospecho que es más un tema de estética que de trabajo desprolijo en el estudio. Se nota que son músicos de oreja y a mucha honra; eso hace que el disco sea muy sincero y sin muchas pretensiones. Y más allá de la música, el arte del digipack es maravilloso. Por fuera, dibujos hechos con scripto, por dentro arte abstracto, y sobre el disco mismo una obra original y única pintada a mano (nuevamente los scriptos del estuche escolar) por el colectivo dela Ocasión. En el mío hay una nubecita que dice “Philipina Bitch”, lluvia y plantas psicodélicas creciendo robustas hacia el cielo. ¿Qué habrá en el tuyo?