El tema de las bandas emergentes en Chile me deja un poco confuso, atrapado en una ambivalencia. Ésta me incita a pensar que todo se ha transformado en un círculo vicioso pues muchos son los grupos que existen por ahí que nacen, viven y mueren sin pena ni gloria, como un hobby o juego. Por otro lado, puede que este tema de las bandas emergentes sea un círculo virtuoso, proporcionando incomparables talentos y grandes valores a la escena musical del país. He aquí la gran contradicción.
Quizás la respuesta es que al final las dos cosas son nueces del mismo chocolate. Pero existe un punto importantísimo al momento de escoger entre uno u otro camino: decidir llamar a esta actividad un hobby o tomarla realmente en serio. Dentro de la última categoría es donde, por supuesto, se han engendrado las excelentes bandas que existen en cada región de Chile, quienes están moviendo a la gente en sus respectivas ciudades, tratando de cruzar una frontera más allá de lo territorial y quienes realmente se acercan a la utopía máxima de una banda: crear lo que ellos sienten y no lo que los bolsillos (de ellos y la industria) quieren.
Temuco es la capital de la IX región y dentro de ella convive una gran cantidad de diversidad cultural, lo cual ha permitido el desarrollo de movimientos artísticos, festivales literarios, etc. Temuco es un lugar precioso cuando se está en el lugar correcto, y esta vez yo lo estoy: me encuentro en una clásica shopería sureña junto a integrantes de una de las bandas de rock más conocidas de la región: Mal Caracho.
Actitud, talento y consecuencia son las características que mejor representan a Mal Caracho. Banda ya reconocida dentro del circuito punk/rock de la región, pero que aún permanece en la condición de emergente pues distribuir un demo no es tarea sencilla ni barata, además que los sellos independientes con mayor apertura musical e ideológica se encuentran en Santiago. Pese a esto, la banda lleva tocando por más de diez años en tocatas de diferentes calibres. Roberto Guzmán (guitarra), Claudio Torres (Bajo), Mauricio Catalán (batería), Felipe Vásquez (guitarra, coros) y Jaime Urra (voz y teclados), conforman esta agrupación que ha derivado del punk/rock a un hardcore punk melódico.
La historia de Mal Caracho se remonta a principios de 1995, cuando Jaime Urra, creador de la banda, inició el proyecto. Su primera alineación fue totalmente distinta a la actual, hoy sólo queda el emblemático cantante. Sin embargo, todos quienes han pasado por Mal Caracho han estado unidos por la música, la amistad y la lucha contra el sistema.
¿De dónde nace la necesidad de crear música?
Por parte mía (Felipe) y Mauricio, nace el 97 cuando se nos ocurrió por juego empezar a tocar temas con una batería hechiza con tarros de basura, radiografías, arroz y un poco de huincha y pita… a la guitarra de palo le aplicamos unos parlantes chicos viejos pegados a la caja de resonancia para poder amplificarla. Desde chicos todos escuchábamos mucha música.
¿Cómo se realiza el proceso de creación y composición?
Por lo general Jaime hace las letras y Felipe la música, a veces Jaime llega con el tema hecho y luego Felipe lo transforma y se lleva a pulir al ensayo para que quede impeque.
¿Cuál ha sido el camino de la banda para darse a conocer?
Todo ha sido piolamente, en tocatas aquí en la novena región y también en la décima, con la llegada de esta cosa llamada tecnología surgió una nueva ventana de exposición.
¿En qué están en este momento?
Nos encontramos grabando un demo nuevo que consiste en cuatro temas nuevecitos de paquete y 3 temas ya grabados que ahora tienen nuevos arreglines. Nuestra intención es sacar el demo más otros temas con algún sello independiente de Santiago, para eso nos estamos moviendo.
¿Qué opinan de los clichés de la escena rock por ejemplo las drogas, creerse estrella del rock, o cambiar el estilo para vender más?
Las drogas en general siempre han estado ligadas a las bandas, ya que ambas tienen una conexión sensorial con otro mundo, todo está en saberlas controlar. El consumo de la marihuana es un secreto a voces, deberían legalizarla sólo para que quienes opten por consumirla puedan acceder a algo de mejor calidad, porque el daño que está provocando es por cómo se está consumiendo en estos momentos.
Por otro lado, los grupos que cambian su estilo para vender más, lo que hacen es vender su alma por algo que no los llena; no hay nada mejor que tocar y disfrutar de un tema que te nazca y no rebuscar en los sentimientos de lo popular. Lo mejor que puede hacer un grupo es mantenerse con los pies en la tierra, siempre humilde.
Discografía: “Melancolía y Subversión”, 1997.
“Al Mal Tiempo Buena Cara”, 2000.
“Ecos Del Sistema”, 2001.
“En Realidad”, 2003.