Revisamos un bajo de 5 cuerdas hecho a pedido de Andrés Calderón, quien quiso expresamente que su nueva adquisición encontrase su inspiración en los míticos Ken Smith
En el último tiempo, ha surgido en Chile una promisoria generación de luthieres en bajos eléctricos, los cuales han logrado captar la atención del mercado nacional, e incluso algunos de ellos, a nivel internacional, al punto de convertir la fabricación de bajos eléctricos en una profesión a tiempo completo, cosa impensable en nuestro país unas décadas atrás.
Dentro de este grupo uno de los nombres que se empiezan a hacer sentir con fuerza es el de Claudio Nuñez, luthier desde hace diez años, quien producto de años de investigación, prolijidad en su trabajo, y un refinado sentido estético, ha logrado asociar su trabajo con la palabra “excelencia”. El review de este mes, corresponde a un bajo de 5 cuerdas que Claudio hizo a pedido de Andrés Calderón, bajista de Willy Iturri, quien quiso expresamente que su nueva adquisición encontrase su inspiración en los míticos Ken Smith.
Características generales
Claudio Nuñez es de la filosofía que el 90% del sonido de un bajo radica en su construcción, y es por ello que al momento de analizar este modelo custom, salta a la vista que las exquisitas maderas escogidas, en perfectas uniones y armónico diseño, hacen de éste una obra de arte antes de siquiera oír sonar una nota. En las alas del cuerpo tenemos notro, que es un árbol propio del bosque chileno, también se le conoce como ciruelillo. Las tapas que se encuentran a ambos lados del centro son de ébano Macasar, y lo mismo podremos apreciar al reverso del cuerpo. Por todo el contorno de ellas, se pueden ver sutiles divisiones creadas con padouc y maple. El mástil, al igual que el centro del cuerpo, se conforma de maple y purple heart. Ofreciendo una apariencia oscura como de grafito aparece el diapasón, hecho de ébano de Gabón. Y concluyendo esta mixtura de maderas, al reverso del cuerpo, justo en el centro, hay una tapa labrada en avellano chileno.
El bajo es de construcción set-in o set neck, pero de apariencia neck-through. Por set-in se entiende que el brazo o mástil se interna en el cuerpo del bajo y se adhiere a éste sin el uso de tornillos (bolt-on), por eso que algunos también se refieren a este tipo de ensamblaje como “encolado”. Neck-through en cambio, denomina a aquellos mástiles cuya pieza se extiende por todo el largo del cuerpo, y sobre la cual se montan el diapasón, las cápsulas y el puente. Pues bien, Claudio construyó el mástil en un corte que se extiende hasta encontrarse con la primera cápsula, allí se adhiere al cuerpo en unión set-in. Después de esta, las mismas maderas siguen recorriendo el cuerpo pero en diferente corte. Las clavijas en color dorado son marca Gotoh, y hacen juego con el puente Hipshot. Si bien Claudio también fabrica sus propios puentes, todo el hardware en este bajo fue adquirido. Por deseo expreso del cliente es que 2 potentes cápsulas humbucking Ken Smith, tienen la función de conducir el sonido, el valor de ellas bordeó los 270 dólares, lo cual cargó ligeramente el precio. El preamp es un Aguilar OBP 3, que funciona a 18volts, es decir 2 baterías, posee control de bajos, medios y agudos, y fue cableado para tener 2 volúmenes, uno para cada cápsula. Las carcasas de las perillas son marca Hipshot.
Diseño, funcionalidad y comodidad
La escala del diapasón es particularmente más amplia de lo normal, lo más frecuente son las medidas de 34’’, no obstante en este caso se utilizó la escala de 34,5’’. El mástil tiene una singular forma de “D”, es decir, en su centro, donde se apoya el pulgar de la mano izquierda es recto y sólo se curva en los bordes. Esto demostró ser de gran ventaja para el alcance de la mano, pues se ahorran varios centímetros de radio con esta característica.
El interior del mástil, además de poseer una barra tensora doble, cuenta con 2 barras de grafito las cuales corren por debajo del diapasón, allí donde se ubica la 2da y la 4ta cuerda. Estas barras ayudan a hacer de éste un brazo extremadamente estable y resistente a los cambios de clima. Es por eso que raramente se necesitará desatornillar la pequeña tapa ubicada al final del diapasón, en donde se necesitará de una llave hexagonal para efectuar los ajustes.
El bajo se mantiene en perfecto balance, esto en parte por su pronunciado cuerno que llega al doceavo traste, y también a que la forma de “D” del mástil aligera el peso de este. Las Humbucking nos brindan excelentes puntos de apoyo para el pulgar, y la más cercana al diapasón deja el suficiente espacio para poder slapear sin riesgo de golpearse los dedos. La singular ceja metálica, halla su justificación en el sonido y la estética. El que sea metálica le da un tono similar al de los trastes presionados, evitando diferencias tonales entre ellos y las cuerdas libres. La individualidad de los carriles aporta ligeramente balance y sustain. Y su apariencia minimalista le aporta una cuota de buen gusto, obligándonos a percatarnos de una parte que la vista suele pasar por alto.
El que sea un bajo a pedido, le permite a Claudio trabajar ciertos detalles con su cliente, como en este caso la altura de la ceja, la cual va en relación al estilo de tocar de Calderón. Las clavijas responden bien, afinan con precisión y no presentan “juego” alguno, es decir, los vástagos son totalmente firmes. El puente Hipshot es de excelente manufactura, y ofrece un efectivo sistema de ajuste individual de altura y facilita la precisión en la entonación.
Electrónica y Sonido
La construcción set-in aplicada en la fabricación de este bajo, es según Claudio la mejor forma de combinar lo mejor del bolt-on y el neck-through. El bolt-on tiene un gran ataque, el cual se vuelve insuperable al tocar líneas staccato a lo Jaco, sin embargo la nota suele perderse pronto, o el balance tonal no es muy parejo, esto quiere decir que no en todas las zonas del diapasón el volumen se mantiene igual. El neck-through tiene un gran balance tonal y sobre todo un excelente sustain, sin embargo pierde en ataque. Bueno, el set-in acorta las distancias que existen entre ambos, rescatando parte del ataque bolt-on, y parte del balance y sustain que posee el neck-trough. Y lo cierto es que se percibe, este bajo es capaz de transmitir la agresividad en el ataque al tiempo que prolonga la duración de cada nota en igual proporción. El diapasón de ébano le da un particular timbre gangoso, así como medio “resfriado”, emparentado un poco con la sonoridad fretless, lo que me hace imaginar este bajo funcionado a la perfección en estilos como el jazz o la fusión.
Emulando el diseño Ken Smith, cosa que también podemos ver en algunos Alembic, se encuentra la ubicación de la Humbucking cercana al puente, más próxima a éste de lo que estaría una jazz bass, acentúa un poco más la nasalidad del sonido, sin embargo debido al gran tamaño de la cápsula (14kilos), y al preamp Aguilar rico en graves, el sonido de esta cápsula no pierde cuerpo. La cápsula cercana al diapasón capta parte de las frecuencias bajas con su primera porción, y parte de medios con su segunda porción, lo que le permite al sonar individualmente, ser gruesa y a la vez definida. Ambas humbucking tienen curvatura en su forma, esto fue pensado para evitar desbalance de volumen entre las diferentes cuerdas, lo cual suele volverse más evidente en las 5 o 6 cuerdas debido al mayor radio del diapasón.
El ecualizador de 3 bandas es extremadamente versátil, permitiendo crear muchas versiones diferentes del mismo bajo, claro que sin perder nunca la nasalidad propia de este modelo. El Aguilar OBP 3 brinda una señal de altísima fidelidad, facultando a este bajo para grabar en línea directo a la mesa, sin perder la riqueza sonora original. Si bien los 18 volts pueden ser excesivos para algunos equipos económicos, se asume que quien compra un bajo de este precio posee un combo, o cabezal y caja a la altura.
Conclusión
El review de este bajo me demostró que Claudio Nuñez con justa razón se ha hecho acreedor de una altísima reputación como luthier; considerando que sus herramientas de marketing prácticamente han sido nulas, y pese a eso recibe continuamente órdenes para crear piezas únicas. Estamos en presencia de un trabajo que habla por sí solo.
Este bajo sin duda también dará que hablar, pues logra conjugar la belleza estética, la comodidad en su diseño, y la riqueza sonora; en otras palabras: se ve, se siente y se oye bien. Y así como al igual que en todo ámbito de cosas, la exclusividad se hace valer, de igual forma un bajo único como este debe tener un precio que le haga honor.
Claudio demoró 2 meses en construir este modelo custom, dependiendo de los requisitos del cliente podría llegar a demorarse hasta 3 meses y medio, pero por lo general su tiempo de producción es corto en relación a otros luthieres.
Como último dato les comento que desde el próximo mes, los bajos de Claudio tendrán distribución en U.S.A. y Japón, a través de la prestigiosa tienda norteamericana “The Low End”.