Escrito por Fabio Salas

Mylodón Records inaugura sus ediciones de bandas nacionales este año con Mahesh, un grupo que cabría integrar dentro del estilo del metal progresivo y que en este disco luce un logrado fiato instrumental. A la banda la integran la vocalista Francisca Moraga -muy afinada, expresiva y alcanza las notas altas con mucha facilidad-, el guitarrista Eric Troncoso, el bajista y tecladista Inti Oyarzún y el baterista Ramón Plaza.

Hay que insistir en que la banda toca bien y que las texturas de algunos temas, pródigas en cambios de ritmo y contrapuntos acelerados, son ejecutadas con prolijidad y esmero. Técnicamente la entrega destila buen sonido y profesionalismo. El disco es un álbum conceptual que trata de sugerir algunos estados existenciales del ser humano en lo que puede constituir un camino hacia la iluminación espiritual. Las letras, muy planas literariamente hablando, insisten en describir mutaciones interiores que poco a poco van allanando el camino hacia un nivel superior de espiritualidad mística y belleza, pero lo transmiten con tanta insistencia que al final queda la sensación de escuchar una idea repetitiva y repasada hasta el cansancio.

El problema principal de este álbum es su déficit de melodismo. En efecto, aunque la estructura de los temas es compleja y exigente, hay una evidente falla en la línea melódica principal de las canciones. Las letras están adaptadas a las texturas armónicas y los ejes rítmicos, pero por lo mismo se echa de menos una línea melódica principal en los temas que sirva de guía para la escucha. Queda la impresión de que los textos fueron forzados a entrar en el espacio que el tejido armónico de las canciones y eso se resiente a la hora de una escucha atenta. Incurren en el mismo problema que otras bandas neoprogresivas chilenas, como Matraz, también han evidenciado. Por tal razón la voz de Francisca Moraga no luce en todas sus posibilidades y su registro queda en un nivel más bien ornamental pero nunca con el protagonismo que debió tener, dadas sus condiciones vocales.

Otro gran problema es que la batería está grabada con mucho eco y ese efecto borronea el espacio acústico del disco y no permite apreciar con nitidez la separación de instrumentos ni la mezcla en estéreo del mismo.

Los mejores tracks del cd son indudablemente el tema “Tripolar”, un hermoso instrumental donde el grupo alcanza por momentos reminiscencias de la banda canterburiana Hatfield & The North, al igual que en los tracks “Catarsis” y “Romanza”, donde la ejecución brilla por sí sola y la banda logra dar una visión de sus reales posibilidades como entidad musical.

Queda la idea final de que el grupo tal vez quiso agotar su arsenal de propuestas en este disco y hacer una ópera prima total pero en su descargo hay que dejar constancia que la banda escapa a muchos tics sonoros del metal progresivo y que el hecho de cantar en castellano les abre un espacio más auténtico y menos globalizado que es un error en el que incurren muchas bandas nacionales que cantan en inglés y cuya propuesta se pierde en un mar de indeterminación musical indistinta y esquematizada de antemano.

Habrá que esperar una próxima entrega para escuchar si este grupo ratifica su talento y se desprende estos detalles en contra aquí señalados o bien si sigue el camino de muchos grupos que no supieron explotar a tiempo sus propias cualidades.

 

Comentarios
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Michaelangelo  – Critica   |2008-05-08 13:31:53
La verdadera pregunta es si el critico en cuestion esta capacitado o no para
ejercer semejante juico sobre la obra en cuestion, que a mi en lo personal debo
admitir escapa mi capacidad de comprension estetica y si tal cualidad le resta
valor a la obra.
Bueno seria conocer las intenciones de sus creadores, antes de
opinar si su carencia de digeribilidad le resta o agrega valor a la misma.

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