En 1999 la revista Bass Player publicó “The Bass Player Book”, un libro con más de 200 páginas que compila los aspectos más importantes que el bajista de hoy debiera conocer sobre su instrumento. En el segmento dedicado al equipamiento, se puede leer un capítulo titulado “Los Grandes Bajos”, en el se enumeran aquellos bajos eléctricos cuya aparición marcó un antes y un después. La selecta lista sólo incluye nueve nombres, entre ellos, el Musicman StingRay.
¿Cuál fue la razón por cual la más prestigiosa revista del rubro decidiera destacar al StingRay por sobre tantos otros modelos? En realidad son muchas, partamos de la base que esta creación es obra del padre del bajo eléctrico e inventor innato Leo Fender, por lo que es fácil deducir que para cuando este modelo salió al mercado en 1976, presentó varias novedades nunca antes vistas (en 1965 Leo vende Fender a CBS y en 1971 pasa a integrar la compañía que más tarde tomaría el nombre de Music Man). Lo primero que llamó la atención del StingRay fue su singular estética, un pickguard ovalado lo diferenció de inmediato del modelo Precision, hasta entonces estereotipo de cómo debía lucir un bajo. A ello se sumó la configuración de su clavijero 3 + 1, que fue la respuesta que halló Leo para reducir los “puntos muertos” que se producían al pulsar ciertas notas en el diapasón. Tampoco pasó desapercibida aquella masiva cápsula de enormes magnetos, que al ser amplificada revelaba un gran adelanto tecnológico: el StingRay fue el primer bajo en producción que incorporó un circuito activo.
En 1984 Ernie Ball compra Music Man, y su hijo Sterling Ball (hoy dueño de la compañía), quién había participado en las pruebas de los prototipos del StingRay, se avoca a la tarea de reunir al más calificado equipo de trabajo con el objetivo de producir los mejores instrumentos hechos en U.S.A., además de continuar con la creación de nuevos diseños que superaran en calidad a sus predecesores. Precisamente, debido a aquella permanente búsqueda de la excelencia es que el StingRay no debe ser visto como una reliquia del pasado, desde el momento de su gestación hasta el día de hoy ha experimentado tantas modificaciones, que me atrevería a afirmar que se ha alcanzado la perfección del modelo. El StingRay ya no es el que fue…, es mucho mejor.